sábado, 1 de marzo de 2014

Los otros indignados.

Existe una raza en este país (ignoro si en todos) que son los indignados de izquierdas. También se les conoce como okupas, anti-sistema o perro-flautas. Suelen ser sus miembros muy de izquierdas, muy anti-capitalistas -al menos de boquilla- y rara vez proceden de clases sociales humildes... de hecho suelen despertar simpatías entre los progres populistas y no entre la clase trabajadora. Emulan, o lo pretenden, a los movimientos sociales de finales de los sesenta y su discurso ha variado en que no hacen mención a Vietnam. En cuestión de drogas, sexo y limpieza vienen siendo lo mismo.

Como este grupo de población es de todos conocido, ya que se le suele dar mucha publicidad pese a los escasos apoyos reales, voy a hablar de los otros indignados, que son muchísimos más.

Se suelen caracterizar por estar en contra de todo en general, sin ningún tipo de simpatía política. Su discurso más frecuente es muy general, del tipo "son todos unos cabrones" o similar. Jamás reconocen los méritos de ningún político que no sea muy antisistema, aunque a estos tampoco los votan. Como norma general ningún logro, avance, o mejora les gusta, siendo especialmente beligerantes contra las reformas urbanas de cualquier tipo, algo así como criticar el asfaltado de un bache porque ahora los coches resbalan o que los árboles que han puesto sueltan muchas hojas o dan mucha sombra o todo lo contrario.

Todos conocemos a muchos de estos Pepitos Grillo que de vez en cuando suben a Facebook o a Whatsapp mentiras flagrantes de un modo consciente. Cuando nos los encontramos suelen mostrarnos su enfado por algo sucedido recientemente. Normalmente, si muestras tu aquiescencia con lo comentado, suelen mostrarte tu enfado, normalmente sin apoyarse en ningún tipo de dato o, como mucho, en referencias periodísticas sin contrastar.

No son ni de derechas ni de izquierdas ni de centro, de hecho no suelen reflexionar mucho antes de emitir sus opiniones, porque esperan a que las noticias les calienten su discurso. Estuvieron radicalmente en contra de la ley anti-tabaco, de la de tráfico, la de salud sexual o la del matrimonio gay; ahora están radicalmente en contra de la de educación, de la del aborto y de la de transparencia.

Suelen ser gente con frustraciones o complejos, que suelen extrapolar a todo lo que los rodea. Además dicen que Elsa Pataki es fea y que Ronaldo no sabe jugar al futbol, o si acaso que la primera está operada y que el segundo es gilipollas.

En cualquier caso jamás escucharás de su boca ninguna propuesta positiva. Carentes de imaginación como son votaron en contra de la Constitución y votarían en contra de su reforma, por poner un ejemplo claro. Están en contra del estado autonómico, pero no quieren uno centralista; están en contra también del nacionalismo, pero no votan a partidos que defiendan la unidad de España; no quieren que sus hijos estudien en lenguas co-oficiales, pero tampoco proponen otra cosa. Forman parte de ese más de 30 % de gente que siempre se abstiene en las elecciones.

Y pese a ello hay que quererlos como semejantes nuestros que son, y porque es mandato divino... pero hay veces que dan ganas de darle una patada en los dientes, de verdad.

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