jueves, 23 de enero de 2014

Honradez y honestidad.

Honradez

  1. f. Rectitud de ánimo, integridad en el obrar, respeto por las normas que se consideran adecuadas:
    si te comportas con honradez nunca te arrepentirás de nada.

Honestidad


  1. f. Compostura, moderación, respeto a la conducta moral y social que se considera apropiada:
    su honestidad no le permite actitudes indecorosas.
  2. Recato, decencia, rectitud de comportamiento:
    es un político conocido por su honestidad.

¿Se parecen verdad? ¿Pero son lo mismo o son dos caras de la misma moneda? Complicado, ya lo sé; sobre todo en este mundo que nos ha tocado en el que resulta tan difícil encontrar algo de ambas. Pues bien, hay una diferencia fundamental entre ambos términos que nadie parece advertir a vuelapluma.

Se puede ser una persona honrada y no robar, defraudar, estafar... siguiendo así las normas de conducta social con respeto a las leyes de una sociedad... y no ser honesto.

Una persona honesta respeta la conducta moral, luego actúa conforme no sólo a unas normas, sino a unos principios. Desgraciadamente en nuestro entorno se ha puesto de moda el craso error de que con ser honrado llega, sin que sea necesario ser honesto.

Todo esto vienen a colación de la irrupción de nuevos partidos en la batalla electoral, y no me enrollo mucho: Cuando una persona trabaja o lucha por unos ideales y su organización toma una deriva que no es la que él estima decorosa sólo puede abandonar dicha disciplina y o bien tirar la toalla o bien presentar una propuesta nueva.

Todos aquellos que critican la partitocracia desde dentro cobrando jugosos sueldos en mullidas poltronas pueden ser honrados, puesto que ninguna de sus conductas puede ser considerada disconforme a la ley, pero casi toda la ciudadanía considera que nuestros diputados, senadores y demás gente de mal vivir cobra demasiado para lo que hace y que, además, sobran la mitad.

Entonces podemos hablar de un político incapaz que ejerce un cargo para el que no está preparado, que no sabe llevar y por el que cobra así como un par de milloncejos de pesetas, y que es un hombre honrado. Pero cuando ese mismo político se esté fumando un cohibas con una copa de Cardú y vea como aquella responsabilidad que se le encomendó no sólo no es cumplida, sino que las cosas de su cartera han empeorado y pese a ello se mantiene en el cargo, entonces tenemos que decir que es deshonesto.

Porque todos sabemos, incluido él, que lo que hace no será legalmente sancionable ni punible, pero moralmente es reprochable. Creo que ha quedado claro ¿No?

2 comentarios:

  1. Muy interesante. Lamento haberlo visto 5 años después.

    Honesto, hace referencia a principios. Es una consistencia entre el decir y el hacer; honrado hace a la práctica, es una interacción social. Se puede ser honesto sin ser honrado y honrado sin ser honesto.

    El acertijo de los guardias y las puertas lo explica de manera sencilla: érase una vez un general condenado a muerte por el rey al que en virtud de sus servicios se le dio una oportunidad. Se lo colocó frente a dos puertas; en cada una de ellas había un guardia. Uno siempre decía la verdad y el otro siempre mentía. Una puerta lo salvaría y la otra lo condenaría. El General debía preguntar solo una vez, y solo a uno de los dos, -a elección- para poder elegir, sin saber qué guardia estaba en cuál puerta.

    El general deduce que la llave está en la consistencia: que el guardia que dice la verdad, puede ser “honestamente” mentiroso y que el mentiroso puede “honrar” su condición de tal. Entonces pregunta “¿cuál dirías que es la puerta que me lleva a la vida, si fueras el mentiroso?” El mentiroso, naturalmente, será deshonesto y señalará la contraria, lo que, como suponía el general, es consistente ya que honra su condición de mentir siempre. El que dice la verdad en cambio, asumirá con honestidad su papel de mentiroso y señalará la misma puerta que el mentiroso, lo que no es honrado ya que sabe que está señalando aquello que no es. Ambos señalarán la misma. El general sale por la otra puerta y se salva.

    Honestidad y honradez no son lo mismo quod erat demonstrandum.

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  2. Exacto: Cada vez estoy más convencido de que alguien que acepta un puesto para el que no está preparado está demostrando una total y absoluta falta de honestidad. Muchas gracias por el comentario.

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