jueves, 6 de febrero de 2014

Fin (III)

¿Qué humana trascendencia encontraremos?
¿Se verá nuestro orgullo así pagado?
¿Seremos recordados con estatuas,
monumentos, con calles o tratados?

Pues ese es al final el solo anhelo
que mueve  y que conduce nuestros actos:
Llegados a una edad necesitamos
conocer el sentido de la vida
y pensar que haya algo o no tras ella
seremos recordados por los nuestros,
los ajenos, parientes, los que quedan
como alguien que la supo aprovechar
y que no perdió el tiempo en tonterías.

¿Y es lícito o tal vez es vanidoso?
¿Es sólo vanagloria y son cenizas
nuestros hechos pues vienen de criaturas
polvorientas que arrastran sus penurias?
¿Es correcto querer cambiar el mundo?

¡Quién sabe! No será hasta ver cumplidos
nuestros días cuando conoceremos
cuál fue el significado de las mismas.
Si lo que hemos tocado ahora es ponzoña
será que lo sembrado no era bueno;
más si frutos abonan nuestros restos
y son frutos que a otros aprovechan
será que fue correcto nuestro paso
y que a otros por venir les ha ayudado
el suspiro que fuimos en el mundo
no más que leve brisa en un tornado.

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