domingo, 26 de enero de 2014

La fundación "R".

Partamos de la base de que dicha fundación no existe y que lo que debería hacer es una idea mía... o no, pero voy a explicar el porqué.

Duante un viaje a Austria que tuve la suerte de realizar, la guía turística que nos enseñó Salzburgo me contó dos cosas que me suscitaron cierta envidia. La primera de ellas es que a su suegro, antiguo alto cargo de la república -y lo dejamos así- le habían puesto una multa de aparcamiento y, al ir a pagarla y recibir el reproche de sus hijos por no tratar de escaquearse (teniendo en cuenta el cargo que había desempeñado) les contestó que él precisamente tenía la obligación de dar ejemplo y que por eso cumplía la sanción por la falta cometida; no lo voy a comentar porque no hace falta.

Lo segundo que me hizo rechinar los dientes fue cuando me contó que en Austria las viviendas sociales se alquilaban en función de la renta disponible. Aunque no recuerdo muy bien el proceso lo importante venía siendo que cada uno pagaba según su disponibilidad de recursos, lo que provocaba que los adinerados no ocuparan casas inferiores, por así decirlo, a lo que su poder adquisitivo podía costearles.

En muchas ciudades españolas existen viviendas sociales que pertenecen -o son ofertadas- por distintas administraciones. En el caso de Ferrol la cuota no depende del beneficiario, sólo la asignación, lo que provoca que cuando alguien mejora sus emolumentos y deja de tener las circunstacias por las que se le otorgó la residencia... vamos, seamos serios, esto es España y nadie deja la casa ni de coña, faltaría más.

Seguramente si a los inquilinos de Recimil se les pidiera que todos los años su declaración de IRPF habría un movimiento más fluido del que hay ahora; seguramente si se les cobrara de forma proporcional a su ingresos habría gente que no estaría dispuesta a pagar cierto precio por esas viviendas. En caso de que esto sucediera así, lo que a mi modo de ver sería mucho más justo que el sistema actual, los ingresos municipales se incrementarían y podrían reinvertirse en la r...

Pasemos a la fundación "R", que no existe y por lo tanto no hace lo que tiene que hacer.

Había una vez una empresa que se creo con ayuda pública y que ayudo, y mucho, a implantar nuevas tecnologías STIC en una comunidad autónoma. Triunfo tanto que al final acabó pasando a manos foráneas, por lo que perdió su conexión con el terruño y dejó de ser vista con tanta simpatía por los habitantes de la región. Sus dirigentes, conscientes de haber perdido el favor y el fervor inicial, decidieron convocar un concurso para mejorar la imagen que el público tenía de ellos.

Crearon una fundación, a la que llamaron "R", que premiaba las actividades de restauración, rehabilitación y regeneración. Un ayuntamiento que tenía un serio problema con el estado de su parque inmobiliario se puso en contacto con ellos y, en vez de considerar que la empresa se entrometía en sus competencias, aportó un tanto por ciento de su presupuesto a financiar las obras ya realizadas, ofreciendo además una exención de todos los impuestos y tasas municipales por cinco años a aquellas obras ya finalizadas que, por su impacto positivo, se consideraran merecedores de dicho incentivo.

Andando el tiempo algunos ciudadanos alegaron que ellos no disponían de fondos para restaurar y que encima sufrían sanciones municipales por no cumplir con su obligación de mantener los inmuebles. El sabio alcalde, enternecido por tan claro problema, ideo un plan de restauración según el cual los propietarios podían poner a disposición de la corporación los inmuebles en mal estado para que ésta se encargase de su reparación. Una vez restaurados los inmuebles se ponían en alquiler repartiendo las ganancias entre los propietarios y el ayuntamiento hasta la completa financiación de las obras.

Así consiguieron que día tras día los barrios mejorasen, las casas se mantuviesen y los propietarios no vieran conculcados sus derechos.

Y fueron felices y comieron perdices, y ni que decir tiene que la empresa empezó a caer bien a todo el mundo.

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