jueves, 9 de enero de 2014

El tren al puerto.

Se publicaba recientemente en la prensa que el Ministerio de Fomento ha aprobado la construcción del enlace ferroviario al puerto exterior de Ferrol en su trazado Sur, lo que quiere decir que la nueva vía de tren va a cruzar la ensenada de La Malata por un nuevo viaducto y que se excavará un tunel bajo los montes de Brión hasta el mismo. Los motivos que han trascendido son el abaratamiento de los costes y la conexión más directa con los muelles del puerto interior.

Diversas organizaciones ecologistas tratan de recabar apoyos para sus tésis acerca de que el trazado es el más dañino porque tapona más una ensenada ya de por sí bastante castigada con el muelle Fernández Ladreda y en la que hace tiempo que no se emprenden acciones de regenaración ambiental.

Un grupo más radical sostiene que tras este nuevo relleno subyace la vieja ambición de desecar toda esa zona para hacer un polígono industrial; en serio que lo sostiene, aunque yo no sé (ni nadie) de quién es esa vieja ambición.

Luego estamos los que pensamos, y que somos la mayoría, que cuando las cosas se hacen bien redundan en mejoras para la vida de los ciudadanos, y con esto quiero decir que se puede hacer un viaducto sobre cinco pilares y no supone ningún riesgo para el movimiento mareal... pero también se pueden ir permeabilizando por parte de las autoridades competentes (costas, medio ambiente, autoridad portuaria, etc.) las infraestructuras ya existentes mediante la creación de túneles o pasos rebajados al modo de los que se hacen para la fauna en las carreteras. En cualquier caso no deja de sorprender este repentino interés por los acuíferos subterráneos y esa alarma por la construcción de cinco pilastras en la ensenada, sabiendo que tenemos un muelle carbonero que no iba a ser rellenado y que al final se convirtió en un tapón inmenso.

En cualquier caso a mí me parece que las administraciones deben tener como metas la no agresión, la regeneración y, en su caso, las medidas compensatorias que al menos palien los daños causados, por mínimos que estos puedan ser. Y no me refiero sólo a lo ambiental, sino a todo su ejercicio público. Tal vez dentro de no tan poco empecemos a ver contenedores, empecemos a comprobar que los tráficos aumentan, empezamos a notar que se humanizan los muelles interiores, que se asientan empresas en los polígonos de la zona, que se empieza a vislumbrar la ansiada diversificación industrial y que nuestra crisis endémica empieza a remitir.

De todo esto ya he escrito en otras ocasiones, pero sigo creyendo firmemente que si se unieran Ferrol y Lugo por Puentes y Villalba con, al menos, una vía convencional que permita el tráfico de mercancías y pasajeros y que reserve el espacio necesario para su futura electrificación y desdoblamiento, todos esos polígonos dispersos por el territorio empezarían a ser de verdad polos de generación de empleo y de crecimiento económico.

Vamos, que poner cinco pilares afecta bastante menos al medio ambiente que dos mil personas bañándose en una playa o que el vertido de las aguas fecales e industriales sin depurar de más de ciento cincuenta mil personas, con lo que quiero decir que a ese caballo de batalla... pues tampoco me subo, oye.

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