viernes, 13 de diciembre de 2013

Los sindicatos

A raiz de los escándalos que se van revelando en tiempos recientes protagonizados por los sindicatos (de los que hasta ahora sabíamos que designaban representantes en consejos de administración de cajas públicas de esas que se hundieron, entre otras lindezas) se escuchan múltiples voces hablando de que los sindicatos son necesarios pero nosequé, de que sin dudar de que tiene que haberlos nosecuánto, y de que se necesita una ley que regule su financiación pero nosequemás.

Creo que no deberíamos olvidar que no son los sindicatos los que deben velar por el cumplimiento de las leyes laborales, sino la administración, porque podría parecer que el poder legislativo, el ejecutico y el judicial no son suficientes, lo que en un estado de derecho debería hacer saltar las alarmas por lo menos.

Una cosa es que exista el derecho a la huelga y que se regulen unos servicios mínimos en caso de que éstas se aprueben y que sean necesaria una interlocución entre los representantes de los trabajadores y las empresas o la administración, y otra muy distinta es la cantidad de liberados que se han constituído en un contrapoder que ha sido utilizado por los partidos políticos para erigirse en la autoproclamada voz del pueblo.

La tasa de afiliación sindical en España es exactamente un 15´9 %, lo cual es bastante poco comparado con el 88´1 de Finlandia y mucho comparado con el 7´6 de Francia. Como suele pasar en este país cuando las organizaciones no pueden financiarse por sí mismas recurren al Estado para gestionar fondos públicos con resultados desiguales, por ser benévolo.

En los países del Norte de Europa, donde la afiliación sindical es altísima, los sindicatos no están politizados, suelen dedicarse a temas salariales y se financian con las cuotas de sus afiliados, aunque en cualquier caso la afiliación está en regresión en toda la OCDE en paralelo con una mejor regulación del mercado de trabajo.

Que unas organizaciones que apoyaron al gobierno que sumió a España en la mayor crisis económica que se recuerda (y en la anterior de los gobiernos de González, por cierto), que están sustentadas no sólo ideológicamente sino también en prebendas, subvenciones y pagos directos por partidos políticos, que además han desviado decenas de millones de euros de forma injustificada y que, básicamente, no han aportado practicamente nada positivo en los últimos tiempos acusen al gobierno de persecución cuando es la justicia la que está actuando y que sean defendidas a capa y espada por el PSOE, que se une al coro diciendo que todo es una campaña orquestada para acabar con el movimiento sindical por parte de la derecha ni siquiera alcanza a ser una inmoralidad, llegando si acaso a la categoría de desvergüenza.

En medio del debate sobre la Ley de Transparencia han "exigido" que no se los incluya, porque eso les restaría libertad, mientras que en un país en que la Constitución reconoce la libertad de culto han incluido a la Iglesia Católica, por no decir que también se ha incluído a la Jefatura del Estado.

No deja de ser curioso que en un país en el que todo se ha desacralizado y en el que el relativismo moral ha empapado todos los ámbitos de la vida pública y privada lo único de lo que no se pueda discutir es de lo necesarios que son los sindicatos. Para que no quede lugar a duda de cuál es mi opinión: Deberían meter a todos los que han robado en la cárcel y suspender la financiación de los sindicatos hasta que éstos devuelvan hasta el último centimo. Y si alguien quiere asociarse que pague su cuota correspondiente y entonces que se autogestionen. Mientras los financiemos entre todos deberían estar sujetos a un total y absoluto control. Es que sólo faltaría, vamos.

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