domingo, 15 de diciembre de 2013

El diccionario.

De vez en cuando se escuchan en cualquier conversación expresiones del tipo "ya está aprobado" o "se puede decir" refiriéndose por supuesto a la Real Academia Española de la Lengua y a sus inclusiones en el Diccionario.

Está claro que en este país estamos acostumbrados a ser súbditos antes que ciudadanos. En Ferrol y en Galicia hay mucha gente que usa fuéramos por fuimos y en Cádiz la gente se llama pisha con una total naturalidad; luego en el castellano existe un dialecto que usa tal modismo, le guste o no le guste a a la Real. Y todo esto viene porque los idiomas, también el castellano, son algo vivo que no necesita de excesivas reglas, entre otras cosas porque van a ser incumplidas. A eso se le llama evolucionar.

Cuando decidieron "normativizar" y "normlizar" el gallego en los años ochenta tras la aprobación del Estatuto de Autonomía de Galicia "unos" -no se sabe muy bien quién- se inventaron una especie de batúa que ni siquiera hoy hablan bien más que los políticos y algunos periodistas.

A mí, que me parece que a las lenguas regionales españolas no les hace ningún favor que se las encorsete antes de su imposición obligatoria, me despierta una gran sonrisa cuando llega alguien y te dice como si te anunciara una resolución del Consejo de Ministros que se ha aprobado "cocreta". Pero vamos a ver si lo explico para que no haya malos entendidos: La Real Academia no aprueba, si no que recoge. Y si todavía no han incluido "nacho" como voz ferrolana que alude a gente indeterminada equivalente a tío, pollo o fulano en otras partes es porque todavía no hemos ganado esa batalla, pero no es preocupéis, que al final la ganaremos. Y si no tiempo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario