lunes, 9 de diciembre de 2013

El boicot.

Me niego a aceptarlo. Y no quiero decir a aceptar el boicot a los productos catalanes, si no esa teoría de que con éste sólo se consigue ahondar en las diferencias y la milonga de que ahora exportan más y les hacemos menos falta. Y me niego aun más a aceptar que sean víctimas de nada más que de ellos mismos.

Los catalanes que han hecho desde hace décadas boicot a todo lo que no sea de ellos, incluida la gente; esos mismos que han obligado a rotular y etiquetar en castellano imponiendo multas a comerciantes procedentes de otras partes del país; esos que quieren recibir el IVA que recaudan en Cataluña y el que recaudan los productos catalanes en el resto de España; esos que han hecho el boicot a Freixenet porque su presidente dice que su empresa es española (increíble que ahora se persiga la verdad); esos mismos que están consiguiendo deshacer su tejido productivo y que las empresas multinacionales se estén recolocando en Madrid; esos cretinos que destilan odio, rencor y mentira en todo lo que hacen, que han silenciado las voces de una gran parte de su ciudadanía son los que nos vienen ahora con el cuento de que la culpa es de los españoles porque les han hecho boicot.

¿Sabéis qué? Es mentira punto por punto. El boicot lo han provocado los nacionalistas y, si lo pagan todos, es por su aquiescencia con la represión que han sufrido los castellano-parlantes en todos los ámbitos de la vida catalana, hasta el punto de querer adoctrinar hasta a los extranjeros que por allí recalan. Y esa tibieza ha provocado que muchos como yo miremos la procedencia de los productos que compramos y, haciendo uso de nuestra libertad, compremos exactamente lo que nos dé la real gana. Es que sólo faltaría, vamos.

Y si quieren considerarlo como un acto de desunión (ellos, que son los que exigen separarse acusan al resto del país de fomentar la desunión) que se vayan jorobando. Y las baladronadas de que ahora exportan más y que les ha venido hasta bien... tururú: Nadie que venda nada desdeña un mercado próximo de cuarenta millones de potenciales clientes, y ellos tampoco.

Lo que pasa, por si a alguien le queda alguna duda, es que el boicot le está haciendo daño a los separatistas, que el número de sus votantes no ha parado de disminuir, que incluso con las asquerosamente falseadas encuestas saben que nunca ganarían un referéndum que exigiera la autodeterminación y secesión de un territorio español lleno de españoles y saben que los millones de personas (sí, he dicho millones) que no quieren la independencia se convertirían en un muy grave problema. Y también saben que si abren la caja de Pandora se pueden encontrar con que algunos de sus territorios exija a su vez secesionarse de ellos.

Y por eso este año volveré a elegir los productos que compro atendiendo a un criterio de racionalidad: Como no sé si ustedes van a ser independientes en el plazo de tiempo que anuncian dedico mi dinero a aquellos territorios de los que no me cabe duda que van a seguir siendo España y en los que sé que no van a utilizar mis impuestos en crear agencias de espionaje, en fomentar el odio a lo español, en falsear la Historia y en adoctrinar a los niños. Ya lo veis: Soy un sentimental.

No hay comentarios:

Publicar un comentario