miércoles, 6 de noviembre de 2013

Los partidos de centro y otros animales.

Pues resulta que ahora, propiciado el hecho por la lamentable política de publicidad y autobombo de los llamados conservadores y el descalabro y cerrazón de los que no lo son, se empieza a notar una cierta tendencia -hasta el momento demoscópica- a que crezca el voto a los partidos de centro, o algo así.

Rosa Díez y Albert Rivera son el futuro perfecto: Fundadores, presidentes y candidatos de dos partidos a los que les va bien por no hacer política, y me explico: Tienen menos fondo que un chupito de tequila, pero han sabido dirigirse a un amplísimo número de votantes descontentos con los partidos arraigados en el mercado del embutido nacional (populares, socialistas, comunistas y nacionalistas acompañados de sus respectivos sindicatos y patronal).

Hasta aquí todo perfecto, esto es una democracia, al menos por el momento. Bien, ahora vayamos al resto de su discurso: Fin, no hay discurso; y ojo: yo no digo que no sea necesario que la izquierda, centro-izquierda, media-punta o delantera defiendan la idea de España, qué menos que lo hagan (al menos los que han jurado, prometido, asegurado o se han propuesto guardar y hacer guardar la constitución) pero es que eso no debería ser un discurso político, si no lo menos que se sirve.

Y ahora al ideario: Centro-izquierda... esa indefinición que al final lo único que garantiza a sus votantes es que el aborto es un derecho o servicio público (depende como tengan el cuerpo) y que se va a defender a los homosexuales, aunque no se especifica de quién, como si todos los homosexuales fueran de izquierdas. En cuanto a economía, industria, sistema político, educación, territorio, medio ambiente... bueno, pues la última moda, o dicho de otra forma: lo que más venda en ese momento. Bien, están en su más que legítimo derecho de proponer lo que quieran; nosotros seremos los que decidamos si les votamos o no.

Yo tengo claro que a mí no me representan, entre otras cosas por estar en contra de lo que a mí me parece moral, aunque coincida con UPyD en su opinión del nacionalismo y de la racionalización de cargos públicos y con Ciudadanos en parte de su propuesta territorial (aunque a mí me gustaría que fueran menos remilgados y dejaran de decir continuamente que son catalanes; yo soy gallego y no tengo que ir con una gaita por la calle). También coincido con UPyD en la política lingüística y con ambos en otras cosas.

En fin, lo único que sé es que volveré a ir a votar, y que si el único partido que se declara demócrata cristiano es el Popular pues lo votaré otra vez, qué se le va a hacer. Porque ¿Sabéis una cosa? Sigo creyendo que España está infinitamente mejor que cuando ganaron las elecciones, aunque no esté de acuerdo con todo lo que hacen ni dicen, pero por lo menos han emprendido un programa de reformas que nos ha sacado del agujero, han disminuido el paro, han hecho que el país empiece a crecer y no han hecho concesiones ni a la izquierda ni a la supuesta opinión pública (que no dejan de ser cuatro papanatas capitaneados por Wyoming, Pedro Jota y poco más).

Pero claro, tampoco le han hecho caso a Losantos, y eso hay gente que no lo perdona. No quiero dejar de decir que me dan asco las sentencias acerca de la Doctrina Parot o las excarcelaciones como la de Bolinaga, pero desde luego en un estado garantista me alivia que se cumplan las sentencias por parte del gobierno (recuerdo que el anterior derogó leyes orgánicas aprobadas por la mayoría absoluta del parlamento a base de reales decretos en el boletín del estado).

No nos equivoquemos, cuánto más cerca esté el gobierno de recuperar parte del crédito electoral más ruido escucharemos sobre lo mal que lo están haciendo, y el ruido vendrá de la mano en la que lleváis el reloj, de la siniestra... ¿De verdad vais a dar más crédito a estos que al gobierno? Pues sinceramente: Yo ni de coña.

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