sábado, 31 de agosto de 2013

Perversión.

La hemos padecido tanto unos,y otros la han utilizado tanto, que ya casi no la notamos en nuestra vida diaria. La perversión consiste básicamente en hacer un uso de algo para el que no fue concebido, aunque en los miles de años de evolución de la palabra, un perverso  no es sólo el que cambia o da la vuelta el orden natural de las cosas, sino que ya se considera la perversión como sinónimo de maldad. ¿Adónde quiero llegar con todo esto? Pues bien, yo de vez en cuando leo una noticia que me deja estupefacto, que me hace ser consciente de lo inescrutable de los designios del señor y me llena de inseguridad; creo que la fuerza de los elementos desatados es el ejemplo claro de este tipo de sensación. Otras veces piensas en la fatalidad, en el cúmulo de circunstancias, la desgracia, la mala suerte o las coincidencias desafortunadas... te preguntas ¿Cómo consientes esto, Dios mío? pero sin sentir que haya un culpable claro. Estos dos tipos de noticias influyen en nuestra forma de pensar y algunas, por epatantes, llegan a marcar nuestra vida. Por poner un ejemplo de las primeras el terremoto de Fukushima y posteriores eventos relacionados no han generado una búsqueda de culpables, ni las riadas periódicas que arrastran y reclaman su estipendio en vidas de forma periódica en todo el mundo. Ejemplos de las segundas hay muchos: En Galicia hemos vivido dos que no necesitan explicación: El naufragio del Prestige y el accidente de Angrois; hubo circunstancias que generaron que una serie de errores fueran fatales, ahora bien, nadie piensa que ninguno de los dos accidentes haya sido a propósito, entre otras cosas por que no hay nadie interesado ni nadie gana con este tipo de sucesos. Y ahora que ha quedado clara mi postura voy al siguiente tipo de desgracias, que son las causadas directa, intencionada y voluntariamente por el ser humano. Voy a poner algunos ejemplos en España: El primero, que cambió a nuestro país a peor para siempre, es la actividad delictiva de ETA, que ha superado hace tiempo los ochocientos asesinados, que ha dejado infinidad de lisiados y afectados, que a provocado daños económicos escandalosos y que sigue exigiendo como si fuera un sujeto de derecho. El llamado "11-M" ha sido un suceso que buscando intencionadamente un efecto a través del mal lo consiguió y del que se dejó de hablar. En mi tierra, en Galicia, existe la lacra del fuego, que nos hace gastar millones de euros al año en prevención, extinción y restauración que podrían ser utilizadas para cosas mucho más nobles y productivas. En mi mundo la mayor perversión es el aborto, que pese a estar recogido en la legislación como homicidio es llamado derecho por algunos. Porque al final la perversión mayor es esa, la del lenguaje y la de las ideas. El otro día comenzó un incendio en diecisiete focos simultáneamente, el otro día el consejero delegado de Coca-cola insultó a una organización llamándolos anti-abortistas, el otro día el presidente de Estados Unidos defendió en lanzamiento de misiles sobre Siria en nombre de la paz... y así, pervertidos como somos, ni siquiera tenemos la humildad de reconocer que los humanos, esos maravillosos e incomprensibles caleidoscopios de miedos, inseguridades, grandezas, alegrías, nobleza, miseria... tenemos que sentarnos a reflexionar un poco acerca de este buenrrollismo, de esa tolerancia, de ese creer que al fin y al cabo todo vale, porque acabar con quinientas hectáreas de un bosque que lleva cientos de años intacto, acabar con la vida de un no nacido, utilizar el hierro para matar al hierro es una perversión, es utilizar algo para lo que no fue creado. Es hacer las cosas mal. Es al fin servir al mal. Que cada uno piense en que bando quiere estar.

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