martes, 14 de mayo de 2013

Estaca de Bares. La Pescadería de Tarifa.

Comí con parte de mi familia en un pequeño restaurante de la Avenida de la Costitución de Tarifa llamado La Pescadería. Llegamos tarde debido a nuestra visita la paradisíaca playa de Bolonia, a cuyos atractivos naturales (su duna, su pinar, sus aguas esmeralda, su arena blanca) se unen la visión de las costas africanas y las impresionantes y bien conservadas ruinas romanas. Debido al retraso, ya en Tarifa, tuvimos que esperar a que  se desocupara y nos prepararan una mesa. Pedimos unas cañas, más que bien tiradas, y nos pusieron aceitunas, rodajas de pan de telera y picos para acompañarlas. Los niños tomaron pasta y pollo con arroz: El arroz -vaporizado- muy soso, pero la pasta, tallarines a la carbonara, estaba muy buena. Los adultos pedimos un arroz marinero, atún rojo y calamares a la plancha con romesco. El atún rojo, puro como una poesía de Juan Ramón Jiménez: Cuatro centímetros de grosor, marcado hasta que no más de dos milímetros están hechos y unas escamas de sal por encima; de acompañamiento una reducción de vino dulce, salsa de soja y guacamole a modo de washabe. Desde mi punto de vista unas salsas demasiado sabrosas que disimulaban el sabor del atún, a excepción de la reducción, que lo complementaba muy bien. Los calamares haciendo una flor sobre una cama de verduras salteadas en juliana y romesco, muy rico y sencillo. El arroz marinero magnífico, meloso al modo del rissotto italiano, con berenjenas, calabacines y pimiento en el sofrito y con trozos de calamar, langostinos y almejas como ingredientes principales. Muy abundante y bien hecho, servido en una olla de acero. De postre probamos un brazo de gitano relleno de fresas con nata, con las fresas en trozos, y un yogur con mermelada de albaricoques y trocitos de pistacho; ambos muy ricos. Los únicos peros que le pongo al sitio son la lentitud y la poca eficacia de algunos de sus camareros. Pero en resumen ¿Merece la pena? Mucho. El precio muy bueno y la calidad del producto excelente... y otra cosilla: El arroz para dos personas llegó para que cuatro adultos (de buen diente) tomáramos dos platos cada uno, y aun quedó un poco para los tragones como yo. De todos los sitios del Sur en los que he estado es de los más sencillos y auténticos que he probado. Propone una fusión entre la cocina mediterránea (una de las cocineras es italiana) y la gaditana, sin disfrazar un producto tan maravilloso como es el atún rojo de almadraba. El camarero nos dio al final la clave: Aquí la gente viene a comer atún y arroces, y en un alarde de confidencialidad, como si quisiera que no se lo dijeramos a nadie, la confesión final: El secreto es que el fumet se hace sólo con cabezas de rape y el sofrito es casero, por eso está tan bueno. Pues eso comentábamos esperando la cuenta con una copa de moscatel frío: La verdad, ha merecido la pena.

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