Muchas veces, la mayoría, los que nos dedicamos a verter nuestras opiniones por escrito tenemos la manía de sólo criticar, dejando las cosas buenas, como el mudo del chiste, para nuestro fuero interno. Especialmente los ferrolanos tenemos una cierta tendencia a quejarnos, aunque sea por barrios, de los desmanes que se van cometiendo a nuestro alrededor. Voy a citar cosas que me gustan mucho de los míos:
El Clube do Mar, creo que así se llama, restaura y reconstruye barcos antiguos, alguno hay amarrado en Curuxeiras que es una preciosidad; la Sociedade Galega de Historia Natural, un museo privado que se dedica a promocionar el cuidado y el respeto por la naturaleza; La Surfrider Fundation, una asociación de deportistas que organiza limpiezas de playas en la comarca a la vez que trata de concienciar a la gente en el respeto al medio; el Proyecto Esmelle, que busca la restauración y difusión del patrimonio en su parroquia. Además hay muchas otras cosas que me gustan: las cooperativas agrícolas de Covas y O Val; Cáritas Ferrol; la Cocina Económica, El Hospital de Caridad, la Sociedad Artística Ferrolana, el Concurso de Piano Cidade de Ferrol; el Constantino Bellón; las Pepitas; la Semana Santa, las restauraciones de Ferrol Vello y la Magdalena y muchas más que me quedo en el tintero, como nuestros deportistas, liderados por Gómez Noya y dedicados muchas veces a disciplinas con poca visibilidad como pueden ser la natación, la gimnasia artística o el atletismo. Hay muchas cosas en Ferrol que generan simpatía y respeto a todo el mundo. También hay otras que merecen la aprobación general, como nuestras facultades y escuelas y el tejido industrial, el que se mantiene, claro. Nuestro gran pueblo, o nuestra pequeña ciudad, demuestra capacidad más que suficiente para salir del hoyo en el que hemos caído, tan sólo falta que algunas administraciones dejen de meternos palos en las ruedas y, de verdad lo digo, que creamos algo más en nosotros mismos.
El Clube do Mar, creo que así se llama, restaura y reconstruye barcos antiguos, alguno hay amarrado en Curuxeiras que es una preciosidad; la Sociedade Galega de Historia Natural, un museo privado que se dedica a promocionar el cuidado y el respeto por la naturaleza; La Surfrider Fundation, una asociación de deportistas que organiza limpiezas de playas en la comarca a la vez que trata de concienciar a la gente en el respeto al medio; el Proyecto Esmelle, que busca la restauración y difusión del patrimonio en su parroquia. Además hay muchas otras cosas que me gustan: las cooperativas agrícolas de Covas y O Val; Cáritas Ferrol; la Cocina Económica, El Hospital de Caridad, la Sociedad Artística Ferrolana, el Concurso de Piano Cidade de Ferrol; el Constantino Bellón; las Pepitas; la Semana Santa, las restauraciones de Ferrol Vello y la Magdalena y muchas más que me quedo en el tintero, como nuestros deportistas, liderados por Gómez Noya y dedicados muchas veces a disciplinas con poca visibilidad como pueden ser la natación, la gimnasia artística o el atletismo. Hay muchas cosas en Ferrol que generan simpatía y respeto a todo el mundo. También hay otras que merecen la aprobación general, como nuestras facultades y escuelas y el tejido industrial, el que se mantiene, claro. Nuestro gran pueblo, o nuestra pequeña ciudad, demuestra capacidad más que suficiente para salir del hoyo en el que hemos caído, tan sólo falta que algunas administraciones dejen de meternos palos en las ruedas y, de verdad lo digo, que creamos algo más en nosotros mismos.
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