jueves, 21 de marzo de 2013

Un funeral

Ayer fui a Misa de ocho en los jesuitas de Serrano. Me he encontrado con el funeral de Luis. Su viuda, sus cuatro hijos, sus ocho nietos, sus amigos… una de sus hijas, al ir a comulgar, me ha mirado, los ojos arrasados en lagrimas, y me ha dedicado una sonrisa de agradecimiento, seguramente pensando en lo buena persona que era su padre que convoca a gente cuya cara ni siquiera nos suena. Pues sí, niña, estaba allí por mi padre, que hace dieciséis años que murió, pero estaba también por el tuyo, por todos los que se han ido y por todos los que nos hemos quedado.

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