martes, 11 de marzo de 2014

Nuevos bríos.

Como un día de clara primavera
con la frescura del renuevo de un aliso
o el trinar del arroyo de montaña
se renuevan mis bríos.

¡Qué cosa tan extraña es el esfuerzo
que ve sus recompensas de repente
cuando crees que el trabajo ha sido en vano!

Y así crecen las ganas de hacer cosas,
de sentir el amor por vez primera
de vivir una nueva adolescencia
de volver a nacer como las rosas
tras una enorme poda -son veceras
y tienes que cortar los tallos viejos
que si no se malean y no surgen
con la fuerza anterior.

                                                         Y te sonrojas
al ser consciente de tu nuevo brío;
eres como un potrillo desbocado
anhelante de mundo y de experiencia.

El impulso renace de repente,
y sale lo mejor de tu cabeza:
Mesura, esfuerzo, amor... y la pereza
deja paso al trabajo más constante
y toda duda se torna certeza
al calor de ese celo ilusionante.

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