miércoles, 22 de enero de 2014

La manifa que no fue.

Pues el otro día parece ser que no hubo una manifestación en Madrid en las que miles de personas apoyaron el proyecto de ley que el Ministro de Justicia ha presentado para tratar de frenar el brutal número de abortos que se cometen al año en nuestro país. Porque los abortos -como homicidios que son- se cometen, no se realizan ni se practican.

También, al hilo de esa congregación inexistente de gente que no se congregó, parece ser que los pro-vida o anti-abortistas sólo nos manifestamos cuando gobierna la izquierda, porque no es cierto que haya habido manifestaciones enconadas durante el reinado de Aznar y el gobierno de Rajoy.

Claro, es imposible que haya tanta gente en contra del aborto en España ¿Cómo iba a haber tanta si aquí sólo hay un setenta por ciento de católicos? ¡Es imposible! ¡Eso sería como decir que los conservadores llevan criticando la indefinición del Partido Popular desde que, en 1996, gobernó por primera vez!

Claro que para algunos no vale el hecho de que el Constitucional hubiera aprobado la Ley de 1985, y no precisamente por unanimidad, y que los supuestos recogidos en la misma sirvieran de coladero hasta conseguir que el aborto en España no sólo fuera libre, sino subvencionado por ciertas administraciones que incluso llegaron a legislar que los médicos no podían objetar a dicha práctica.

Lo repito por enésima vez: Que nadie se crea nada. El aborto no hace a las mujeres más libres, ni la eutanasia. La negación de algo tan fundamental como que las vidas de los demás no nos pertenecen ha llevado a una crisis de valores brutal a la Humanidad, en cualquiera de las manifestaciones que este libre disponer de las mismas haya tenido.

Hitler o Enrique VIII, los esclavistas, los que colonizaron, los talibanes... se han creído con derecho a decidir quién puede o quién no puede vivir, y han cometido algunos de los crímenes más execrables de nuestro devenir. Hoy decidimos que los fetos no son humanos (según Aído ni siquiera está claro que sean seres vivos) o que las criaturas no viables pueden ser suprimidas, como si un bebé fuera viable sin el cuidado de alguien.

Pero en fin, sin desearle mal a nadie, sí creo que ya es hora de decir las cosas claras y llamar al pan pan y al vino vino. El homicidio despenalizado del aborto ha de cesar ya, con todos los medios civilizados que tengamos a nuestra disposición. Sin hacer demagogia y si con pedagogía, pero con toda la valentía que hace falta para no mirar para el otro lado en el café y decir a las claras que el aborto no es una interrupción voluntaria del embarazo. Una vida no puede interrumpirse, sólo finalizar, y cuando finaliza a manos de otro tiene un nombre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario