viernes, 24 de enero de 2014

Fin (I)

Ya sé que si está escrito no sabemos
cómo va a ser el fin de nuestros días,
pero si yo pudiera elegiría
morir viejo tras una larga vida.
Quisiera aun sentir de las heridas,
de mi cuerpo y mi alma los dolores,
saber que fui consciente de la lucha,
y que no vacile ante los horrores
ni las pruebas que nos vienen impuestas
por el tiempo, el destino o los señores.

Yo quisiera rodeado de los míos
empezar ese último camino,
pero no congregados entre llantos:
cada uno en su casa y yo en la mía,
partir mientras el sueño me ha vencido,
y avanzar sin temor a la otra vida.

Tengo miedo al dolor, lo reconozco,
pero más a mostrar mi cobardía.
No quiero ser un Hércules probado,
ni tampoco un anónimo olvidado.
No sé que pasará en ese momento,
si importante o modesto habré vivido,
pero sé que de honesto y de sincero,
es mi anhelo al final ser así visto
por los que conocieron los motivos
que me hicieron obrar en un sentido.

Y sin deudas de amor y sin demandas,
que nadie me reproche haber querido,
menos de lo que deba, es importante;
al examen llegar bien aprendido:
De amor, justicia, honor, orgullo y vivo,
o al menos suficientemente aireado:
Que no digan que aquí yace enterrado,
un cuerpo que hace tiempo ya encerraron.

No hay comentarios:

Publicar un comentario