martes, 10 de septiembre de 2013

Tambores de guerra.

Otra vez el mundo pendiente de un hilo. Recientemente el presidente de Estados Unidos ha declarado que el presidente de Siria ha traspasado la linea roja del uso de armas químicas contra los rebeldes y que esa acción merece un ataque punitivo, es decir: Un castigo. Baschir Al Assad ha negado que ordenase dicho ataque, hay testimonios de que Gran Bretaña ha exportado a ese país sustancias necesarias para la fabricación del gas sarín, hay rebeldes que han denunciado que en realidad han sido los islamistas y que los componentes se trajeron de Arabia Saudí. ¿Quién está en Siria interesado en que se crea que el presidente ha ordenado un ataque químico contra la población civil de su propia capital? Los países "desarrollados" se mueven en dos bloques: los centro-izquierdistas favorables a dicho ataque, los conservadores cautos, los de tradición comunista contrarios. Las iglesias, como no podía ser de otra manera, piden tratar de evitar la guerra recordando quiénes son al final los paganos de la misma. Siempre estamos igual, la verdad; a mí me llena de ira pensar en la cantidad de países con problemas o conflictos civiles enquistados a los que no compensa atacar por su lejanía o porque su bloqueo no hace subir los ingresos al bloque occidental. Todos sabemos cuáles son las grandes petroleras del mundo, y como por cada jeque rico que odiamos por malvado hay un consejo directivo con más ricos que en Arabia ¿A nadie le suenan Texaco, BP o Repsol? Por otra parte no podemos olvidar el conflicto no latente, sino enconado, entre el chiísmo y el sunismo, el conflicto territorial entre palestinos e israelitas, la existencia de un bloque Siria-Hizbullá-Irán-OLP (chiítas todos ellos) y que hay países que consideran que alinearse con ellos es luchar contra el tradicional bloque de poder Europa-EEUU. Rusia amenaza con defender al gobierno y desplaza buques de guerra, Estados Unidos, comandados por su flamante Nobel de la Paz, tiene allí mas fuerzas que el total de las españolas. Pues nada, después de cien mil muertos decidimos que el ataque es inminente y así igualamos las fuerzas entre las tres facciones (porque en Siria están el gobierno, los rebeldes y los islamistas) consiguiendo que esto dure otro par de años y que después el país esté tan exhausto que deje de ser una amenaza. Claro que al Norte están los territorios kurdos, y al Oeste los libaneses y sus catorce mil cascos azules, entre ellos seiscientos españoles, y luego están los varios cientos de miles de refugiados en los países de la zona. Y claro, un día te levantas, empezó la tercera guerra mundial y sigues pensando en que Özil se debía haber quedado en el Real Madrid y que la pobre Belén Esteban ha engordado veinte kilos antes de irte a comprar algo nuevo para el gimnasio porque no vayan a pensar que en tu casa sois pobres. Que el Señor traiga cordura a los líderes mundiales y que reine la Paz. Así se lo llevo pidiendo últimamente con más intensidad que nunca. Nos jugamos mucho en ello, y algunos ni se lo imaginan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario