domingo, 22 de septiembre de 2013

Otoño

I
Intento conseguir que de mis dedos
Surjan letras conexas, con sentido.
Ni si quiera consigo el intentarlo:
¡Por Dios! ¿Qué está pasando?
¿Qué es esta laxitud? ¿Esta desidia?
Tal vez será mejor que desconecte
Y trate de expresaros lo vivido.
No siento frustración, anhelos, miedo;
De mi no forman parte estos sentires,
Pero no negaré que en mi sí hay pena
Y añoranza de algunos que se han ido.
Buscar la perfección no es lo que mueve
Mi torpe inspiración. Yo ya lo he escrito:
El amor, la sonrisa, hacer felices
A lectores ajenos a mi vida
Describiendo una nube gris, la brisa…
¿Pero cómo rimar una hoja seca?
Es labor imposible nada rima
Con verla congelada, un charco sucio
La lluvia goteando, una bufanda,
Las manos en los guantes…

                                                                                      Es otoño.

II
El verano ha acabado  y me entristezco.
En otoño se fueron unos cuantos:
Mi padre y un hermano,
mi inocencia,
o al menos parte de ella
(qué pereza)
Tal vez alguna novia
(ya no sé si era novia o buena amiga
Tampoco si fui yo o la despedida
Fue causada por otros, y no importa
Al cesto de las penas algo aporta)
Algunas obediencias cayeron en septiembre
También algunas normas,
con las primeras gotas
Esas tercas y frías nuevas gotas…
No sé si es importante
Pero al irse el estío
Hay algo más precioso
que ya no está conmigo:
Por fuera yo me abrigo pero el frío
Me atenaza por dentro y desazona,
¡menos mal mi amor que estás conmigo!

III
En esta corta tarde, Mar Ártabro, me llamas
Tal vez el rayo verde se presente.
A lo lejos Coruña con su torre
Y a lo cerca las olas desafiando:
“Atrévete a bañarte, venga, osado”
Y aunque dudo, claudico: no me atrevo,
Tiro de las solapas de mi abrigo
Y mis huellas delatan mi camino
En la arena mojada.
Está lloviendo…
¿a quién diablos le importa?
Desde luego yo no soy uno de ellos.
Unos novios muy niños, aun casi adolescentes,
Se apresuran riendo.
Tal vez no son tan niños
Y yo me siento viejo.
Una gaviota viene y se me acerca;
Tal vez busque comida, yo no tengo,
Que mi alma está dormida
Y no recuerdo
El juego de lanzarles algo al viento.

IV
¿Y entonces que me espera en este tiempo?
¿Tintas copas de amigos? ¿Viejos quesos?
¿Chimeneas doradas? ¿Tiernos besos?
¿Unas botas mojadas…?
*********
Pienso ser una piedra, que el otoño me gusta,
Que me gustan las setas y los fuegos
¡Crepitad, barbacoas!
¡Decid a vuestras llamas que me quemen
 Lentamente unos tiernos alimentos!
Yo pienso celebrarlo, ya sin prisas;
Los niños al colegio, o al trabajo
Dispersos abogados, y tenderos:
Ampliad ya vuestro horario;
Las playas ya están solas y su arena
Aun más blanca si cabe por contraste
Con el plomo del cielo y el verdoso
Azulado del mar serán desiertos
Para los corazones con nostalgia
Y desde lejos…
                                                                     sentiremos el mar.

Ese mar nuestro.

V
Si me encuentro algún viejo compañero
Cuando el musgo se meta en las aletas
De mi nariz trayéndome recuerdos
De otros tiempos pasados y sencillos,
Pensaré que qué cerca está el invierno
De mi corta niñez, que fue un suspiro,
Y pensaré: qué bueno es ser más viejo.
Y podré disfrutar de tantas cosas
Que un crío en su ignorancia se ha perdido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario