jueves, 19 de septiembre de 2013

La mentira catalana (y III)

La cuarta mentira es más fácil de explicar: Según la Unión Europea Cataluña es la región más corrupta de España y de las más corruptas de Europa. Muy por delante de esa Andalucía que tanto gustan de criticar.
La quinta es que son los que más pagan y menos reciben. Como los datos están ahí ni me molesto, pero Madrid contribuye mucho más.
La sexta es que en Cataluña se viva mejor que en el resto de España; puede que Barcelona sea la segunda ciudad, pero el índice de desarrollo de Cataluña es el 8º de España y su PIB por habitante el 4º. Además de que su PIB total es el 2º por detrás de Madrid.
Todo esto que lo sé yo, que soy bastante zote, lo saben ellos perfectamente. Los políticos, digo. Y entonces ¿A qué juegan los partidos cuando en medio de la crisis económica más dura que han sufrido dos generaciones se pone sobre la mesa una posible independencia o un referéndum consultivo? Vamos a ser serios de una vez: El gobierno del Estado y el de la Comunidad Autónoma han jurado -o prometido- guardar y hacer guardar la Constitución. Salvo que hablemos del volumen encuadernado que está en el Congreso ninguno de los dos están cumpliendo su juramento; los unos porque la incumplen, los otros porque no la hacen guardar. Dejémonos ya de monsergas, porque lo que pasa es que los nacionalistas catalanes, los vascos y los gallegos ven como sus votantes se repliegan; ven como con una movilización casi total de su masa electoral pierden representación en números absolutos; comprueban que, tras años de adoctrinamiento, tienen que mentir descaradamente y que aun así ya casi nadie les cree, y que ya no van a tener las mayorías de los años noventa y además conocen que la fiscalía tiene cada día menos complejos en actuar contra la corrupción, entre otras cosas porque la ciudadanía ya está empezando a estar más que harta. Además tienen miedo de la cárcel, porque saben que algunos (muchos) van a caer, y saben lo que les ha pasado a Ibarretxe y a Quintana, que fueron los últimos iluminados que decidieron que su opinión era la de todo el mundo. Y además tienen miedo de la irrupción de UPyD, de otro Albert Rivera, de que el Pp saque al país de la crisis, de que los deportistas españoles ganen más campeonatos y hasta de que Bale y Ronaldo destronen a su Barça. Y nosotros, los que no hemos puesto las balas, si no que hemos puesto los muertos, los que limpiamos sus pintadas, los que reparamos los cajeros quemados y costeamos con nuestros impuestos sus balandronadas y sus constantes insultos más o menos ocurrentes, tenemos que rebelarnos y decir que no, con una papeleta en la mano en cada elección, con la valentía que ha de darnos el hecho de que tenemos razón, y que sabemos que la tenemos. Si acaso has llegado al final de estas letras y no te he convencido estás en tu pleno derecho, pero si piensas igual que yo no te dejes engañar por su lenguaje soez. Son unos sinvergüenzas, y nada más.

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