viernes, 21 de junio de 2013

Y va bajando la marea

Después de haber tenido
la pelea más fea
he salido de casa como huyendo
¿A donde irán mis pasos,
a los que por desgracia
no guía mi cabeza?
Esta es la vez primera
después vendrán más veces
en las que el corazón acelerado
me lleva en rumbo incierto
                                                                  hacia algún lado.

Atrás esa ciudad está quedando,
ciudad que vió forjarse a mi carácter,
ciudad de lluvia y gris,
ciudad amable,
amarga y dulce a un tiempo
y adorable
a la que alguna vez también he odiado.

Estoy en ese puente,
ese refugio
para los que regresan
de un exilio
a veces voluntario y no forzado,
y a veces salvación del que está harto
de ver pasar el tiempo sosegado.

Me paro y el porqué no está muy claro;
es como si una fuerza que no entiendo
me obliga a ya no andar
¿Qué habrá pasado?
Se está poniendo el sol
y entre las nubes
inunda mi mirada un sólo rayo.

Es alguien que me habla y que me dice
¡Detente! ¿Dónde vas?
¡Regresa, osado!
las ganas de llorar me van dejando
y reposo mis brazos derrotado
con mi mirar abajo,
                                                a lo mojado.

Y veo la marea como baja
y arrastra entre pilares un sargazo
de algas y algo más que se ha pegado,
y siento que esa masa es mi pecado
que se aleja de mí:
Ya estoy curado.

Allí está mi niñez. En ese puente
siempre supe que el fin había llegado
y cuando regresé sobre mis pasos
el niño quedó atrás,
y confiado
la vida por los cuernos he encarado.
y al volverme más viejo
ya soy hombre,
porque del sufrimiento algo he sacado.
Soy mayor, mis errores ya son míos.
Jamás me excusaré si en algo he errado
miradme ya orgullosos:
He llegado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario