jueves, 20 de junio de 2013

Paseando Ferrol. Ferrol Vello.

Vamos a poner que llegas a Ferrol en coche sin conocerlo, por la autopista, y llegas al final. Seguramente si no llegas sobre aviso no sabrás que has llegado a un fin del mundo; sí, ya lo sé: A uno de tantos, pero fin del mundo al fin y al cabo. Aparca, no lo demores más, aprovecha que hay sitio. Si no tienes ninguna necesidad fisiológica, cuando dejes el coche ponte mirando al mar, gira a la izquierda y comienza lentamente a caminar. Delante tienes la Cortina, parte esencial de la defensa del Arsenal. Observa las troneras e imagina lo temidas que fueron entre los siglos XVIII y XIX. Cuando llegues al final del espigón no te fijes en las industrias: Observa la ría, huele el mar, escucha a las gaviotas y a los charranes y descubrirás en su estridente graznido que aquí ni las aves diferencian mar y tierra. Después de localizar Mugardos al otro lado, regresa tranquilo, no te apresures, y al llegar de vuelta a Curuxeiras cruza la calle y sube al viejo baluarte de San Juan. Reposa tus brazos en el pretil y vuelve a buscar todo lo que has visto. Ahora ten cuidado, respira hondo, que te estás haciendo un poco ferrolano. Antes de llegar has dejado a la derecha la Iglesia del Socorro, donde se custodia al Cristo de los Navegantes, que fue provocando tormentas para evitar que el barco que lo llevaba oculto entre la sal de sus bodegas pudiese zarpar: Él también se enamoró de Ferrol Vello (¿Fue en algún momento Ferrol Bello?). Casi a tus pies tienes la Fuente y los jardines de La Ranita, que para tí no significan mucho, pero para los ferrolanos es un despertar, una respuesta, una linterna contra la desidia y la ineptitud. Tómate tu tiempo, porque ahora tienes que prepararte para ver un barrio en ruinas; sí, ya lo sé, está sucio y viejo y las calles se caen, pero es nuestro origen, y nuestros padres nos enseñaron a respetar a nuestros mayores. Un día saldrá adelante, y no es mi esperanza, es la certeza de todos los que hemos sabido ver más allá del verdín y de la herrumbre. ¡No entres en las terrazas, no todavía! Espera, viajero, espera un poco, que todavía hay tiempo. Ahora vuelve hacia la Cortina, pero por la acera opuesta: Tu objetivo es encontrar el Arsenal, con su Sala de Armas ¿la has encontrado? Sí, es ese enorme edificio neoclasico con los tejados negros. Antes de que me preguntes lo que hay a su lado es la Puerta del Parque, con la Fuente de la Fama delante y su foso a un lado (el resto del foso lo hemos enterrado, porque en Ferrol no nos gusta poner las cosas fáciles) Si te cansas de la vista, o si quieres ver más cosas, gírate. Allá arriba, a la derecha, hay una iglesia ¿Ya la ves? Es San Francisco, la castrense, la de la marina, la de Franco (tiene tantos nombres esa iglesia) tiene pegada su Orden Terceera y la fuente de San Roque. Puedes rodearla por la derecha, mirando al mar y a los barcos que descansan en el Arsenal, tal vez recién llegados desde lejanas costas o de luchar contra piratas ¡Qué poco ha cambiado todo, al fin y al cabo! Cuando ya hayas acabado rodéala y te encontrarás el Parador, y frente a él los Jardines de Herrera. Ahora es el momento de ese pitillito, en un banco bajo los magnolios ¿Te vas familiarizando ya con la Ría? Bien, pues ahora continúa. El edificio de los Jardines es Capitanía General, desde donde se gobernaba la escuadra en otros tiempos. Regresa ahora y verás las Esclavas, un convento de clausura con un jardín delante. Sé respetuoso ¿Tú sabes cuantos amores se han sellado con un beso bajo esos árboles? Bien, pues al lado está el Parque (el de los pavos, no hagas caso aunque afuera diga que se llama Reina Sofía) Se entra al lado de esa casa tan bonita. Es la casa Antón, de Rodolfo Ucha ¿Qué quien es Rodolfo Ucha? ¡Pues nada menos que nuestro Gaudí, hombre! Ya hablaremos de él más adelante. Bien, entra en el parque y piénsatelo bien: Todavía sólo has visto un trozo ¿Es que no vas a ver la imagen de Santa Bárbara en San Francisco? ¿Y el retablo de Ferreiro? Bueno, tú sabrás. Ahora ya te queda poco: Después de recorrer el Parque lentamente trata de encontrar la Fuente, que todavía no la has visto. Y ahora sí, regrsa sobre tus pasos: En la Calle San Francisco verás algunas bellas casas marineras, y encontrarás tabernas típicas de cuyo interior irán saliendo efluvios de todos esos mágicos productos que salen de las oscuras aguas que nos guardan y que guardamos. Elige cualquier cosa, pero yo te recomiendo que preguntes: A lo mejor hoy es mejor comer pulpo, o tal vez bacaladitos, o una empanada de zamburiñas... en el fondo no importa lo que tomes: Seguro que ya te has decidido a quedarte ¿A que sí? Pues otro día te enseño la Magdalena... que también es bien guapa.

2 comentarios:

  1. Me encanta Brandoni. Estoy segura que a más de uno, de los que están fuera, se le habrá escapado una lagrimita leyendo esto y que han revivido ese paseo. Bss.

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  2. Muchas gracias Cuqui. Espero que también a alguno de los que me leen les anime a venir. Son gente de más de veinte países a los que animo a intentar sentir el verdadero pulso de Ferrol, esa "ciudad lógica en una tierra mágica" de Torrente Ballester.

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