¿Y que relación tienen? podría preguntarse alguno; pues están íntimamente relacionados -al menos para mí- y me explico: SOGAMA es la Sociedade Galega de Medio Ambiente, además de ser el blanco habitual de nuestra entrañable izquierda y de sus filiales "sandía" (verde por fuera, rojo por dentro, que diría Alfonso Ussía) que a SOGAMA plantean una alternativa que se califica por sí sola, que es no SOGAMA. No voy a hablar de esa sociedad, ni de su planta de incineración en Cerceda, ni de la gestión de residuos sólidos, ni de la necesidad o no de una segunda planta en el Sur de Galicia. Cualquiera que me haya seguido mínimamente sabe que creo que estamos en pañales en la "Triple-R" y que considero que es un nicho de empleo casi virgen.
Tampoco es que me vaya a centrar en los pimientos del Couto, aunque podría hacerlo dadas sus cualidades, pero no toca: Hoy es domingo y prefiero centrarme en una sola idea. La huella ecológica de un producto viene siendo el total de emisiones nocivas a la atmósfera que se generan hasta llegar al cliente. Hay grandes teorías al respecto (transportes colectivos, uso de pesticidas o de abonos no orgánicos, consumo de productos de zonas próximas...) y como todo el mundo sabe casi cada teoría tiene una contraria. Los productos agrícolas tradicionales, por otra parte, no siempre son más ricos ni más baratos. Pongamos por caso que uno quiere comprar aceite de oliva... pues el más caro es el gallego, y no es ni mucho menos el mejor. A lo que voy es a lo de siempre: Se ha destapado una trama incendiaria en la que aparece un nuevo actor: los que ganan dinero reforestando, que hay que sumar a (algunos, que nadie se sienta ofendido) ganaderos, madereros, constructores, cuadrillistas, políticos... y nos da otra muestra de la complejidad del problema, pero eso sí: Donde es muy raro que haya un incendio es en O Val -donde los pimientos generan un alto valor añadido- en As Neves -con una industria láctea en constante crecimiento sobre todo cualitativo, que se ve más que complementado con una muy respetuosa con el medio ambiente apicultura- en Xestoso -con unos grelos que no tienen nada que envidiar a otros de Galicia- y en otros muchos sitios donde una agricultura sostenible, respetuosa y de calidad genera la difusión de un producto y ayuda a la fijación de población y a la conservación de los espacios naturales.
Y sin extenderme mucho más: La gestión de residuos es política medioambiental; la promoción de productos locales es política medioambiental; el saneamiento de aguas es política medioambiental; la gestión de espacios naturales... si, completamente de acuerdo, pero no lo es menos que la existencia de unas infraestructuras de transporte de calidad, unos medios colectivos eficaces y económicos, un urbanismo adaptado a las necesidades reales de la población... Volveremos a ello, pero más le valdría a los de SOGAMA estudiar el caso de los pimientos del Couto y tratar de aprender algo acerca de mimar un producto a través del cooperativismo, y a nosotros mejor nos iría si en cuanto llegue el verano disfrutamos de unas raciones en compañía de algún ser querido, pero nada de pimientos de Padrón, por favor, todo el mundo sabe que los del Couto son más ricos... y además no pican.
Tampoco es que me vaya a centrar en los pimientos del Couto, aunque podría hacerlo dadas sus cualidades, pero no toca: Hoy es domingo y prefiero centrarme en una sola idea. La huella ecológica de un producto viene siendo el total de emisiones nocivas a la atmósfera que se generan hasta llegar al cliente. Hay grandes teorías al respecto (transportes colectivos, uso de pesticidas o de abonos no orgánicos, consumo de productos de zonas próximas...) y como todo el mundo sabe casi cada teoría tiene una contraria. Los productos agrícolas tradicionales, por otra parte, no siempre son más ricos ni más baratos. Pongamos por caso que uno quiere comprar aceite de oliva... pues el más caro es el gallego, y no es ni mucho menos el mejor. A lo que voy es a lo de siempre: Se ha destapado una trama incendiaria en la que aparece un nuevo actor: los que ganan dinero reforestando, que hay que sumar a (algunos, que nadie se sienta ofendido) ganaderos, madereros, constructores, cuadrillistas, políticos... y nos da otra muestra de la complejidad del problema, pero eso sí: Donde es muy raro que haya un incendio es en O Val -donde los pimientos generan un alto valor añadido- en As Neves -con una industria láctea en constante crecimiento sobre todo cualitativo, que se ve más que complementado con una muy respetuosa con el medio ambiente apicultura- en Xestoso -con unos grelos que no tienen nada que envidiar a otros de Galicia- y en otros muchos sitios donde una agricultura sostenible, respetuosa y de calidad genera la difusión de un producto y ayuda a la fijación de población y a la conservación de los espacios naturales.
Y sin extenderme mucho más: La gestión de residuos es política medioambiental; la promoción de productos locales es política medioambiental; el saneamiento de aguas es política medioambiental; la gestión de espacios naturales... si, completamente de acuerdo, pero no lo es menos que la existencia de unas infraestructuras de transporte de calidad, unos medios colectivos eficaces y económicos, un urbanismo adaptado a las necesidades reales de la población... Volveremos a ello, pero más le valdría a los de SOGAMA estudiar el caso de los pimientos del Couto y tratar de aprender algo acerca de mimar un producto a través del cooperativismo, y a nosotros mejor nos iría si en cuanto llegue el verano disfrutamos de unas raciones en compañía de algún ser querido, pero nada de pimientos de Padrón, por favor, todo el mundo sabe que los del Couto son más ricos... y además no pican.
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