domingo, 7 de abril de 2013

Monteventoso


La primera vez subí con mi padre y apenas recuerdo que unos de los pocos que allí quedaban le contó que en unos días lo cerraban. Yo tenía esa edad en la que ir con tu padre era un rollo y poco más recuerdo. La segunda vez fue unos meses después; habían arrancado puertas y ventanas, picado las paredes en busca de tuberías y una pintada reclamaba, en portugués, la independencia de Galicia. Aunque la primera reacción fue de indignación todo se olvidó en cuanto rodee el edificio. Libre ya del yugo filiar de tener que incomodar al padre como adolescente militante vi por primera vez el lago de Doniños desde el ya abandonado Observatorio. Regresé hacia atrás y Coruña y la Ría de Ares se tendían majestuosas a mis pies. No sabía yo entonces que precisamente desde la atalaya que hoyaban mis pies se dio la alarma de la invasión inglesa. Entonces no podía imaginar catorce mil hombres desembarcando con los medios de finales del Siglo de Las Luces. El Puerto Exterior, la depuradora… no significaban más para mí de lo que ahora significan las partículas atómicas. Entrábamos en los noventa y yo empezaba a desperezarme en este mundo. Más de dos décadas después le sigo siendo fiel. Tengo otros amores, pero ninguno como él. Cuando llego, aun a expensas del cada día más deteriorado camino, vuelvo a mi hogar. Siento los abrazos de los que se han ido y, mirando al mar, ensancho mi horizonte en busca de nuevos mares que surcar. Mi padre hace tiempo que nos dejó, y el paisaje ha perdido parte de esa naturaleza salvaje que me cautivó cuando lo vi por vez primera, pero como cambiamos las personas con el tiempo. Sus cicatrices lo han afeado, pero también le han dado la fortaleza de saber que nunca será doblegado. Monteventoso… ¡cuántas manos se han estrechado desde tus laderas! ¡cuántos se han fundido en un abrazo dejando vagar sus ojos en ese mar nuestro que nunca se cansa de perdonar nuestros errores! Monteventoso es como la confesión para un cristiano: No importa lo que lleves, allí se queda, con el ir y venir a lo lejos de las olas.


http://turismogalicia.blogspot.com.es/2009/06/mirador-de-monteventoso-ferrol.html

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