miércoles, 10 de abril de 2013

Ciudad Soñada. El Hospital

Ciudad Soñada era una ciudad vieja, y dentro del perímetro de las antiguas murallas tenía un hospital. Un día sus ciudadanos se dieron cuenta de que el hospital se había quedado viejo, que era incómodo y que se gastaba mucho en mantenerlo; además no se podía aparcar, ya que estaba en medio de la trama urbana. Otro de los problemas que tenía era la imposibilidad de crecer y su mala comunicación. Se llegaba a él por callejuelas estrechas, pensadas para carruajes y no para ambulancias, ni autobuses, ni para acoger los vehículos de todos sus pacientes. Era una decisión cara y difícil, pero entre todos tomaron la decisión; en una zona de las afueras, casi desocupada se construiría la gran trama hospitalaria. No sólo un hospital moderno y amplio con aparcamientos y fácil acceso, también se reservaría una zona para que creciese y se calificaría toda la zona como de servicios. A partir de ese momento todo lo que allí se construyese tendría que ver con la salud: el hospital, residencias, farmacias, un centro de formación... y también un cementerio, un tanatorio y un pequeño hotel para facilitar las estancias de los familiares. Al ser la idea crear un barrio dedicado a la salud, alguien sugirió que el deporte era parte de la salud. Pistas deportivas y campos de deporte se unieron al proyecto, además de un gran parque lineal que unía de modo peatonal todos estos servicios. El centro de formación profesional dotaría de auxiliares y monitores a todas las instalaciones. Un representante de la unversidad planteó trasladar allí las escuelas de ciencias de la salud. "¿Quién sabe? A lo mejor algún día tenemos una facultad de medicina?" Se tardaron años, con expropiacioes y negativas incluídas. Pero la idea era común, y cuanto más se avanzaba menos reticencias se planteaban. Las empresas de la zona fueron incentivadas, mediante exenciones de impuestos y facilidades de crédito, a cambiar de ubicación. Además se estableció un sistema de mecenazgo mediante el cual los donativos a cualquiera de las instituciones dedicadas a la salud desgravaban en las tasas municipales, además de en las autonómicas y estatales. Los barrios utilizaban para la atención primaria centros de salud, ideados de modo que gozaran de un buen transporte urbano y facilidades de aparcamiento. Las empresas de transporte pusieron su granito de arena: en caso de tener que desplazarse al hospital o a otro centro de salud se podía presentar el justificante en las oficinas y se reintegraba parte del precio. Antes de que se dieran cuenta los médicos del nuevo Hospital empezaron a trabajar en consultas y clínicas privadas, e incluso se abrió otro hospital privado.
Hoy, los nuevos médicos quieren trabajar allí, ya no buscan grandes ciudades, sino calidad de vida y crecer en su profesión. Ya nadie discute la decisión, sólo se piensa en qué hacer con el viejo hospital ¿Tal vez un museo? ¿Tranferirlo al ayuntamiento? ¿Dotar de sedes a entidades sociales y vecinales? Lo último que escuché fue que la universidad estaba interesada en adquirirlo para abrir una facultad, pero se hablaba también de una clínica privada. En Ciudad Soñada la salud no es un problema, es un anhelo, de todos los ciudadanos.

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