viernes, 19 de abril de 2013

Ciudad Soñada. Modales.

En Ciudad Soñada se valora ser educado. Mucho. La gente no aparca en los pasos rebajados, no interrumpe al resto de transeúntes parándose en la calle cuando impide el paso a los demás. Si se encuentran varios conocidos se echan a un lado para hablar. En Ciudad Soñada la gente te franquea el paso con una prelación que han aprendido de sus mayores; podría ser otra, pero es la que es: los jóvenes a los ancianos, hombres a mujeres, todos a los minusválidos, todos a embarazadas y a padres con carritos. En ciudad soñada se desean los buenos días o las buenas tardes, según corresponda… tratando de ofrecer una sonrisa. Los dueños de los perros no les permiten ensuciar la ciudad: ¿Quién sabe? Tal vez se le caiga a un niño un juguete donde tu mascota se ha aliviado. Nadie pinta las paredes ni arranca las papeleras. La gente hace cola y espera su turno, nadie trata de colarse. En Ciudad Soñada da igual que seas tendero o policía, porque la gente se respeta. No es tanto un usted como el modo de dirigirse a los demás, tratando de no incomodar. En Ciudad Soñada los columpios no están rotos porque los adultos se ocupan de que los menores a su cargo los cuiden y usen con diligencia. Nadie escupe en el suelo, y la gente no grita por las calles. Si alguien observa una conducta impropia recrimina al que la muestra o avisa a una autoridad. En Ciudad Soñada la gente respeta las señales de tráfico, no utiliza los cláxones arbitrariamente ni truca las motos para que hagan más ruido, se respeta el descanso de los demás. La gente se divierte (hasta se hacen botellones) pero nadie ensucia: En el suelo no hay papeles ni colillas, ni botellas vacías. En los cedas el paso se cede el paso, y en los stops la gente para. La gente no aparca en doble fila porque dificulta el paso a los demás, ni bloquea los garajes ni salidas. Cuando algún acto público reclama la atención de mucha gente se cede gustosamente el puesto a aquellos que tendrán dificultades para verlo, la cabalgata, las procesiones, cualquier desfile… a los niños se les deja la primera fila. Incluso cuando hay manifestaciones, que también las hay, transcurren de forma cívica, y tras el paso de éstas se restablece el tráfico normalmente. En Ciudad Soñada hace ya mucho tiempo que nadie ve un coche en una acera. Los padres, abuelos, tíos y hermanos mayores han interiorizado hace tiempo que a los niños hay que enseñarles a respetar lo que es de todos. Y no hay nada que sea más de todos que Ciudad Soñada.

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