martes, 19 de marzo de 2013

Cómplices del saqueo.


Somos cómplices. Nos empeñamos en negarlo pero hemos participado en el saqueo y ahora levantamos nuestro dedo acusador contra nuestros enemigos sin ningún tipo de pudor por los robos cometidos; porque hemos robado a manos llenas, aunque no hayamos metido la mano en la caja. Como ciudadanos hemos pagado y cobrado en negro, hemos evadido impuestos, hemos cargado facturas como autónomos de bienes que hemos comprado para uso personal, hemos pedido becas que no nos correspondían presentando declaraciones de la renta posteriormente corregidas, hemos falsificado el padrón para acceder a centros de enseñanza dejando en la calle a los que realmente sí vivían en las proximidades del mismo. Hemos presentado facturas falsas para cobrar dietas que no nos correspondían. Como empleados nos hemos llevado los folios y los bolígrafos, como clientes los cubiertos del hotel o las toallas, cuando hemos tenido oportunidad hemos llenado el coche de gasóleo o hemos llamado a los nuestros por teléfono porque era gratis. Como comerciantes hemos subido los precios indiscriminadamente, equiparando el euro a la peseta, vendiendo las cosas a varias veces su valor real. Como empresarios hemos hasta aguado la pintura de los pisos que pintábamos. Como médicos hemos simultaneado trabajos, cobrando por las guardias cantidades de dinero absolutamente injustas. Como arquitectos firmábamos proyectos falsos a promotores privados que luego nadie supervisaba. Como banqueros concedimos hipotecas que no se podían pagar. Como maestros buscábamos reducir nuestra jornada hasta horarios ridículos subiendo emolumentos hasta sueldos astronómicos. Le hemos robado la wi-fi al vecino de al lado, al que no dábamos los buenos días en el ascensor y hemos pirateado todo lo que pudimos, desde libros hasta música o películas. Nada nos importaba, porque no hacíamos daño, eran cosas pequeñas y unas dietas falsas, unos impuestos menos, un salario en negro o una herencia falsa eran una especie de pago en especie que la sociedad nos devolvía. En nuestros viajes a Cancún y a Budapest alardeábamos de nuestro BMW y nuestro chalé en la playa, que alquilábamos, sin declararlo, por dos mil euros al mes. El estado costeaba parte de nuestra hipoteca y becaba a nuestros hijos… y nadie se preguntaba de dónde salía el dinero. Pedíamos favores a los mismos que ahora demonizamos y enchufamos a todo el que pudimos. No fuimos honestos con nosotros mismos cuando nos trasladábamos de residencia en papeles para exigir la correspondiente indemnización ni cuando nos afiliábamos a tal o cual partido, sindicato o asociación para conseguir subvenciones, cursos o incluso trabajos. Nos quejábamos, eso sí, de que el resto hiciera lo mismo. La falta de ética en la que hemos vivido, motivada por la no creencia en valores tan universales como puede ser la honradez, nos lleva ahora a buscar culpables sin entonar un mea culpa ni reflexionar sobre cuánto nos hemos llevado del botín. Esta noche dormiremos tranquilos echando la culpa a los demás, nosotros no hemos hecho nada. Estamos libres de pecado porque hemos encontrado a nuestros cabezas de turco.

http://www.elconfidencialdigital.com/defensa/083313/el-fraude-de-las-falsas-mudanzas-en-el-ejercito-del-aire-suma-ya-40-imputados-11-oficiales-han-sido-suspendidos-y-se-habla-de-un-general-implicado

No hay comentarios:

Publicar un comentario