lunes, 17 de junio de 2013

Los que nos han precedido

A mis hermanos, los defraudados
debo ofrecerles algún consuelo
no creo que pueda,
pero lo intento:
Sed un ejemplo.

Esa es la meta: Seguir caminos
antes abiertos
y a los que vienen sólo un destino:
¿Y ahora qué hacemos?
Mostrar senderos.

¡Que vano intento!
¿Esa es la meta?
Pues sin dudarlo yo os lo diría:
No preocuparos de lo que digan
De vuestros logros estar contentos.

Cuando la noche nos acompañe
y en el silencio surjan los miedos
preguntaremos libres de culpa:
¿Que es lo que hecho?
Querer ser bueno.

Y pocas cosas añado al texto
pues hay palabras que nos definen:
Honor y orgullo,
servir a otros, tomar ejemplos
para otros serlo.

Y no apellidos ni viejos cuentos,
deudas de sangre ni vanaglorias;
la trascendencia de nuestros hechos
ya nuestros hijos
la están sintiendo.

No pediremos más recompensa
ni los halagos, no somos perros
y las caricias de nuestros dueños
no mendigamos.
¡No quiero un hueso!

Porque la vida cuando se acaba
tiene un examen
y lo sabremos.
Estad tranquilos, pues nos queremos
y desde el cielo nos están viendo.

Esas sonrisas las merecemos,
y estoy seguro que las tendremos
pues somos hijos, no sólo padres
y de un gran hombre
también los nietos,

Y con  buen vino celebraremos
más adelante nuestro reencuentro
sino en la tierra,
donde queremos:
con nuestro hermano, con nuestro abuelo.

Y ahora os lo digo sin más rodeos
quien llegue antes
que de recuerdos
que nuestro padre sonríe orgulloso
desde su nube, allá en el Cielo.

3 comentarios: