A mis hermanos, los defraudados
debo ofrecerles algún consuelo
no creo que pueda,
pero lo intento:
Sed un ejemplo.
Esa es la meta: Seguir caminos
antes abiertos
y a los que vienen sólo un destino:
¿Y ahora qué hacemos?
Mostrar senderos.
¡Que vano intento!
¿Esa es la meta?
Pues sin dudarlo yo os lo diría:
No preocuparos de lo que digan
De vuestros logros estar contentos.
Cuando la noche nos acompañe
y en el silencio surjan los miedos
preguntaremos libres de culpa:
¿Que es lo que hecho?
Querer ser bueno.
Y pocas cosas añado al texto
pues hay palabras que nos definen:
Honor y orgullo,
servir a otros, tomar ejemplos
para otros serlo.
Y no apellidos ni viejos cuentos,
deudas de sangre ni vanaglorias;
la trascendencia de nuestros hechos
ya nuestros hijos
la están sintiendo.
No pediremos más recompensa
ni los halagos, no somos perros
y las caricias de nuestros dueños
no mendigamos.
¡No quiero un hueso!
Porque la vida cuando se acaba
tiene un examen
y lo sabremos.
Estad tranquilos, pues nos queremos
y desde el cielo nos están viendo.
Esas sonrisas las merecemos,
y estoy seguro que las tendremos
pues somos hijos, no sólo padres
y de un gran hombre
también los nietos,
Y con buen vino celebraremos
más adelante nuestro reencuentro
sino en la tierra,
donde queremos:
con nuestro hermano, con nuestro abuelo.
Y ahora os lo digo sin más rodeos
quien llegue antes
que de recuerdos
que nuestro padre sonríe orgulloso
desde su nube, allá en el Cielo.
Precioso, me has dejado sin palabras. Bss.
ResponderEliminarEl que me estoy quedando sin palabras soy yo. Esto es muy difícil.
ResponderEliminarJajaja, seguro que saldrán, paciencia.
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