martes, 26 de marzo de 2013

Magdalena


La vieja Magdalena está dormida
Y a la espera de que alguien le despierte.
Está harta de promesas:
¡Sus amantes la engañan tantas veces!
Las promesas de algunos de vestirla de oro
Otros que le aseguran “nos gusta cómo eres”.
Descreída no espera que ninguno las cumpla,
Que recuerde sus años de belleza serena
Ni oculte las arrugas que le ha dado la vida.

La vieja Magdalena está cansada
¿Vendrá alguien que le cure sus heridas?
Se está quedando sola,
Recibiendo esporádicas visitas
Algunos trovadores han venido a rondarla
Su romántico canto que despide al invierno.
Arranca de sus labios una tenue sonrisa
Pero antes de que llegue el calor de primavera
Las guitarras se guardan, la música se apaga

La vieja Magdalena está algo enferma.
No hay médico que alivie sus dolores
Le aquejan las angustias
No hay socorro que calme sus temores.
Ve zarpar a los barcos y se muere de pena
Se marchita pensando que tal vez ya no vuelva
La belleza pasada que admiraron mil hombres
Y aunque en la primavera la coronen de flores
Sabe que en el verano añorará esos días.

¿Qué futuro te espera, mi  señora?
¿Habrá quién reverdezca tus laureles
Y te saque la pena?
¿Será alguien capaz de embellecerte?
Tus vecinos se ausentan con excusas etéreas,
Las visitas comentan “debió de ser muy bella”
Pero nadie te cuida porque nadie se queda
Y tú anhelas silente que te llegue tu hora
Pues no quieres ser vieja, mi bella Magdalena.

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